INGREDIENTES PARA 6 PERSONAS

500 g de carne picada de ternera
500 g de macarrones (un paquete entero)
150 g de cebolla de Figueres
750 g de tomate natural triturado
100 g de zanahoria
1 puerro (la parte blanca)
2 dientes de ajo
150 ml de aceite de oliva virgen extra
100 ml de vino blanco o vino aromático para cocinar
1 cucharada de orégano seco
sal
Pimienta negra molida
Queso rallado al gusto

 

 

 

PARA HERVIR LOS MACARRONES
Agua mineral
Sal
1 hoja de laurel
1 diente de ajo
Un chorro de aceite de oliva

PREPARACIÓN Y COCCIÓN

Hervimos los macarrones siguiendo las instrucciones del fabricante. Añadimos al agua la sal, una hoja de laurel, un chorro de aceite y un diente de ajo. Una vez cocidos, los dejamos escurrir y los reservamos.

Para hacer la salsa
Picamos la cebolla pequeña, picamos el puerro pequeño, picamos los ajos, rallamos la zanahoria, rallamos los tomates. Ponemos una cazuela al fuego con el aceite, añadimos la carne, salpimentamos, añadimos el orégano, mezclamos bien y la cocinamos hasta que quede dorada. Cuando la carne está a mitad de cocción (10 minutos) añadimos los ajos, la cebolla, el puerro y la zanahoria. Continuamos el sofrito a fuego suave, (15 minutos) añadimos el vino y continuamos cociendo. Cuando la cebolla empieza a estar dorada incorporamos el tomate rallado y dejamos cocer hasta que esté bien hecho (15-20 minutos). Lo vamos mezclando todo con suavidad hasta que vemos que adquiere un color oscuro. Probamos la salsa; el sabor nos indicará el punto de cocción. Rectificamos de sal, apagamos el fuego y ya tenemos la salsa lista. Mezclamos los macarrones reservados con la salsa y los servimos calientes con el queso rallado aparte.

PARA SABER MÁS

Si queremos cocinar menos cantidad, podemos reducir los ingredientes a la mitad. También podemos cocinar toda la salsa y congelar una parte.
La historia de los macarrones de mi madre viene de lejos. Durante la guerra civil, en Malgrat de Mar, algunos de los soldados italianos que ayudaban a la república estaban en el antiguo seminario, delante de la casa donde vivían mi abuela, mi madre y mis tías. Aquellos chicos hervían un gran perol de macarrones y los repartían generosamente entre la gente de la población. Mi madre siempre cuenta que, al ser la más pequeña de las cinco hermanas, siempre le tocaba a ella hacer cola para ir a buscar los macarrones. Los soldados le decían "bambina" y le llenaban el perol. Aquellos macarrones, explica la madre, eran cortos y gruesos, no se deshacían, no tenían carne, pero tenían sabor de hierbas aromáticas y eran muy buenos. Aún hoy mi madre, cada vez que cocina macarrones, recuerda aquellos jóvenes soldados que le llenaban el perol y le quitaban el hambre en aquellos tiempos de guerra y oscuridad. Este plato que os he explicado no tenía nombre, y un buen día mientras nacía mi tercera sobrina, las hermanas y primas comían los macarrones de la abuela. Los bautizamos con el nombre de la recién nacida, Cristina. Por eso los macarrones de mi madre son tan especiales.

RESULTADO 

Mis hijas y mis sobrinas siempre dicen que los macarrones Cristina son los mejores macarrones del mundo. Que os aproveche!

Júlia